lunes, agosto 31, 2015

Pelibro: Mujeres tatuadas


Con una atrasada postura acerca del fenómeno mundial que fue, es y será Millenium, un blog que dice dedicarse a la cultura no puede dejar de tocar el tema. Y es que leer a Stieg Larsson es adictivo. Genios literarios, de la altura de Vargas Llosa, dejan en columnas y críticas  a este autor sueco por las nubes, quien fue víctima de la grandeza artística, después de morir. En mi caso, comencé  a hincarle el diente  para conocer un poco sobre aquella famosa detective con un perfil oscuro y pronto comprendí que estaba frente a un trabajo de calidad y no mediático.

 La película, The Girl with the Dragon Tattoo, estrenada en 2011 popularizó la saga para muchos de los que vivimos del otro lado del charco, pues claramente el fenómeno ya estaba con muchos pasos adelantados allá en el viejo continente con una trilogía sueca y la cual ya había sido presentada en el 2009. Un Daniel Craig se quitó el traje de James Bond y  tomo el rol de un periodista que se ve envuelto en resolver el asesinato de una joven heredera de un imperio millonario, desaparecida años atrás, y quien conocerá a un personaje el cual ─a ojo de buen cubero─ será emblema del milenio (y sí, juego con el nombre de la trilogía de larsson).Lisbeth Salander es una mente brillante nacida en un mundo que no ama a las mujeres (otra vez lo hice); mundo el cual moldea a una fina investigadora, y porque no decirlo, violenta, desadaptada y con voluble personalidad. Rooney Mara se lanzó al estrellato con su interpretación de Lisbeth, alcanzando tanta seriedad con su papel que fue nominada a una estatuilla. Por otra parte. Noomi Rapace y sus entregas no deben de dejarse de lado, la actriz no tiene el mismo carisma que Rooney, pero encarna a la detective con éxito y más apegada al carácter de salander. Sin embargo, no podría demeritar a alguna de las dos intérpretes, cada quien se conectó con el personaje sin restarle puntos. No es igual con  Mikael Blomkvist, el cual si es la diferencia en los dos filmes, cuando en una entrega su personalidad de la mano de Daniel es enérgica, por otra parte, Mikael Nyqvist nos regaló a un tedioso y hasta aburrido protagonista. Las dos películas dejan un buen sabor de boca. La única falta en los dos casos es la explotación de fotografía de una ciudad tan poco recorrida en la pantalla grande, Estocolmo.El área de oportunidad es tan grande a nivel de edificios y calles, entre otras, que varias columnas tanto de instituciones publicadas como privadas han tomado de referencia la novela para incitar al turismo. Las películas no se deben tan fielmente a los libros, y lo he dicho antes, pero todo lo ausente en el cruce del papel al cine será disfrutable al leer y de descubrir cuando se deje enajenar por cavilaciones ficticias y detectivescas, las cuales recuerdan mucho a un tal Sherlock Holmes.

viernes, agosto 28, 2015

Cuenticorto: Algo semejante al mal.

Como lo anuncia el título, para esta semana la recomendación viene de dos fuentes que son pequeñas, pero no por eso menos profundas. Primero, el cuento del escritor cubano, nacido en Suiza, Alejo Carpentier y Valmont titulado "Semejante a la noche", publicado por primera vez en 1952 y que luego estaría en la colección de cuentos "Guerra del Tiempo" en 1958. La segundo, el cortometraje, es obra del director iraní Reza Parsa difundido en el 2002 con el nombre "Conociendo el mal", la cuál se centra en un sujeto que está a punto de llevar a cabo una explosión suicida, pero antes graba un mensaje para su hija, explicándole por qué no está con ella y lo que está a punto de hacer.

Para quien sea ajeno a la obra clásica de Homero, la Ilíada,  el título es tomado de una línea donde describe el movimiento del dios Apolo, que es semejante a la noche. Situación que seguramente a todos les ha pasado, ya sea cuando están trabajando, estudiando, cocinando o viendo un programa de televisión en la tarde y, de repente, ya es de noche; es algo que es muy rápido y que si bien, en la línea de tiempo objetiva tarda algo, para el sujeto es instantáneo.

Bueno, volviendo a lo que nos ocupa, la obra se centra en un personaje, un soldado que se prepara para la batalla. Los pensamientos de la ilusión –plantados ahí por las autoridades– rondan la cabeza del protagonista, mientras que transmite sus sentimientos de dudas, miedo, orgullo y reafirmación sexual.

La esencia del personaje trasciende el tiempo y el espacio a través de las épocas un día antes de embarcarse en una guerra. El autor mete el simbolismo del trigo, el aceite y el vino como productos que traen en las embarcaciones al momento de emprender la campaña como símbolos del Occidente.

La primera línea del tiempo es justo antes de la guerra de Troya –haciendo alusión a la Iliada–, la segunda puede ser entre los siglos XVI y XVII cuando se establecían las primeras colonias, a través de cruentas conquistas, en la tierra virgen de América y la tercera es antes del desembarco de Normandía en la Segunda Guerra Mundial.

Acompañando la esencia del guerrero, está siempre el de la mujer. El escritor hace hincapié en el poder que ésta es capaz de ejercer en las decisiones del protagonista; por un lado, puede de despertar las pasiones suficientes para embarcarse en una contienda troyana, en el caso de Helena, y por el otro, ejerce la presión de quedarse fuera de ésta comprometiendo su virginidad, en el caso de la prometida de la tercer línea del tiempo.

Retomando lo antes dicho de lo efímero del atardecer, marcando la transición del día a la noche, esta obra junta siglos de la historia de la expansión Occidental y lo condensa en una reflexión de los errores que el ser humano repite. Olvídese, estimado lector, de aquella frase preventiva "Aquel que no conozca su historia estará condenado a repetirla"; por que la amarga verdad es que detrás de nuestra armadura ilusoria de madurez cultural es sólo eso. Lo que nos trae al cortometraje del persa Parsa, "Conociendo el mal".

No espere una escena de acción. El director se centra en el hombre y el mensaje a su esposa e hija, Nora. Él graba su soliloquio en el asiento trasero de un carro en la noche. Primero, habla con su esposa en una lengua árabe, ordenándole que le enseñe el video a su hija una vez que cumpla cierta edad y que no se olvide de la manzana. Después empieza a hablar con su hija, esta vez en inglés, pronosticando que probablemente ella ya no recuerde su lengua familiar.

Su motivación, como el protagonista de Carpentier, es una mujer. El padre relata que una vez, cuando su hija era pequeña, hubo una manifestación cerca de su hogar. El abrió la puerta y vio a una joven, de la actual edad de la hija, que estaba muerta a causa de cinco disparos. "Ella pudo haber sido tú, Nora".

En preparación el le dice lo que está aconteciendo detrás de el y lo que está a punto de llevar a cabo. Antecediendo, el le dice la arma que usará: una bomba con "tecnología alemana, potencia belga y diseño italiano".  Tres elementos Occidentales (como el trigo, aceite y vino) que, ahora, serán usados en su contra.

El corto, que coincidentemente, se lleva a cabo un año después de los ataques terroristas que desencadenaron la serie de conflictos que han socavado al Medio Oriente durante casi tres lustros y que no tienen un fin próximo. Es la presentación de la otra cara de la moneda. El padre le dice a Nora, mostrándole la bomba atado a su torso "y ellos dicen que nosotros somos los terroristas, pero éstas (las bombas) son exactamente la que ellos dejan caer desde aviones en las cabezas de las personas".

No obstante, más allá del mensaje político, el padre muestra su humanidad a través de la manzana que lleva en el momento de hacer el video y que, ya para cuando la hija está viendo éste, es un árbol plantado por su madre. El símbolo de que él, o al menos una parte, aún está con ella.

Para concluir, esos instantes que para los mortales nos parecen eternos, ya sea la preparación para el combate al día siguiente o el mensaje de una padre a su hija antes de explotarse a él y decenas de personas, son en un plano más amplio son un mero suspiro. Los discursos oficiales Occidentales y positivistas: democracia y arriba y adelante, están huecos. Los humanos seguimos dando vueltas en el limbo de la violencia, unos para conquistar u otros más para ser escuchados, pero aún no hemos aprendido nada aunque nos duela admitirlo.

R. Ríos

Si usted gusta concerlos, éstos son los vínculos:
"Conociendo al mal": http://bit.ly/1JBG8GP
"Semejante a la noche": http://bit.ly/1ViDKwW

viernes, agosto 21, 2015

Pelibro: 2 de "Pavor y Repugnancia en las Vegas"

Originalmente escrito por el periodista, y creador del subgénero gonzo, Hunter S. Thompson. Esta adaptación llevada a la pantalla grande por Terry Gilliam en 1998 y protagonizada por el pirata favorito de todos, Johnny Depp, es un viaje psicodélico a lo que Thompson se refería cuando hablaba del infame "Sueño Americano".

La revolución de los ácidos en los años sesentas, acompañada por una banda sonora, que le hacía justicia a lo que se vivía, como Jefferson Airplane y los Rolling Stones y los horrores del imperialismo yanqui (como diría el difunto Chávez) en la Guerra de Vietnam; son la antesala y pareja de ésta crónica narrada por la, apenas entendible, voz de Raúl Duke el personaje principal. Duke y su amigo Samoano –y también representante legal– viajan a Las Vegas con el propósito de escribir un artículo de la gran carrera de motocicletas. No obstante, los dos viajes –el geográfico y el psicodélico– apartan ésta motivación por una más interesante y menos convencional: los efectos de las drogas en el entorno de Las Vegas. Desde los casinos, los cuartos de hotel y los restaurantes de mala muerte el par se mantiene como un matrimonio decadente pero ya acostumbrados a cada uno durante toda la desventura.

La obra del periodista gonzo en la vida real forma una rama del Nuevo Periodismo en donde el reportero/corresponsal/cronista/periodista no se mantiene al margen de la historia. Él, ente observador, se vuelve en el detonante de lo que sucede y lo captura a través de sus palabras.
Para Raúl Duke, que a estas alturas es el seudónimo que utilizó el autor para prevenirse de problemas legales, el llamado "Sueño Americano" en la época de los sesentas –y quizás ahora también– no era otra cosa que un mal viaje; engendrado por una combinación de químicos baratos que no servían ningún propósito más que el de destruir el organismo que lo consume y, de paso, arruinar la existencia de los demás que se topen con éste.

Ya lo dice Isaac Newton, que para que un cuerpo altere su movimiento debe de existir algo que provoque dicho cambio; y claro los vicios de los estadounidenses es que una vez que probaron su poderío a través de los océanos mundiales se han vuelto dependientes de ésta acción. ¿Cuál fue ese algo que provocó ese movimiento? Acaso es lo que algunos de nosotros –pesimistas– llamamos la "real condición humana" que es fría, cual sangre de reptil.  En los malviajes de Duke el se ve inmerso en un bar con pisos que se mueven como arenas movedizas; solo, sin su fiel y psicópata acompañante; y rodeado de una multitud de reptiles antropomorfos que deambulan por el bar dónde antes habían personas.

Y es que a lo largo de ésta crónica las televisiones no muestran otra cosa más que los horrores de la guerra. El director bien sabía bien cómo describir la introspección pseudo-sociológica (al caracterizar así a las personas en el bar) que arrebataba la tranquilidad del protagonista.

Sin duda, siempre ha habido un loco en todas las sociedades a lo largo del tiempo; ya sea el loco que se escapa de la caverna y ve el mundo, sólo para regresar y divulgar lo que ha visto más allá de la oscuridad, para que luego sus hermanos le llamen lunático, como describe Aristóteles; o el maniático que irrumpe en el pueblo afirmando que Dios, la figura canónica, sagrada e invencible, por fin ha muerto gracias a sus fieles, como describe Nietzsche; o, ahora, un periodista drogado que escribe el miedo y la repugnancia del nuevo "Sueño Americano" en la ciudad del pecado.

En la actualidad, los locos pueden ser sintéticos.

jueves, agosto 20, 2015

Pelibro: V de 1984


Pelibro: V de 1984
Luis de reyes 
@Unpoemaundia

Hace algunos años cuando compartía opiniones con una amiga después de haber visto una película de Sherlock Holmes, sobre la falta de fidelidad del personaje en cuanto a su adaptación al cine, me encontré con una lección de apreciación cinematográfica que compartiré en esta entrada.

 Lo que aprendí en esa ocasión fue que una película y un libro son cosas distintas (fuera de lo obvio que suene), y la implicación artística o fusión de estas debe de resultar en una distinta producción. Así pues, si vamos a ver una película hecha libro o viceversa debemos de tener en cuenta que por mucho que nos guste más una creación que la otra, como fin último se debe de vislumbrar la esencia y no la copia. Se debe de ahondar en el tema con énfasis en las herramientas al alcance de cada recurso: visual o imaginativo, entre otros.  Entendiendo esto, se puede también entender que muchos horrores creativos tienen su origen en no comprender esta situación. El caso en particular a analizar, en este sentido, es la obra de George Orwell: 1984. Obra emblemática del autor que se caracteriza por su ficción distópica  y su acercamiento, casi profético, a la sociedad de nuestro tiempo. El eco social de esta obra es tan conocido que la asociación del concepto “gran hermano” como un vigilante omnipresente de nuestros actos es bien conocido. En 1949 el futuro fue 1984 y en 1984 el futuro había llegado a la pantalla grande. El director fue Michael Radford quien con un acierto fascinante logra adaptar fehacientemente el texto al contexto. La mala noticia de este logro es que la trama se vuelve sumamente aburrida, narrativa y tediosa. Para entenderlo fácilmente hare énfasis en los filmes del director widing refn quien contiene en su trama cierta lentitud, pero que en este caso la subida de tono, necesaria, está ausente, lo que termina por ser triste. Sí es fiel, Sí reconstruye, sí, sí, sí. La novela te envuelve en un tono apocalíptico sujeto a tu estructura mental.  Esta película esta tan cocinada que no nos deja pensar. Al verla, los amantes del cine, se sentirán en la habitación 101. Repito, la película en muchos aspectos es lograda, es una de las pocas películas, que  conozco, que lleva en su gran logro su fracaso. El libro no es rítmico, pero logra darnos algunos descansos tomando en cuenta el énfasis imaginativo que se debe de aplicar a la lectura. En todo caso. Quitando el recurso imaginativo de la novela y dando de golpe el gris en la película, se vuelve sumamente cansada de disfrutar.

El otro lado de la moneda que toma como referencia la novela antes mencionada es V de venganza o V de Vendetta la cual no es fiel a la novela y tampoco es fiel al comic que a su vez no es fiel a la adaptación y largos etcéteras. James McTeigue y los hermanos Matrix logran internarnos en la trasmisión esencial de lo que quiso en algún momento compartir Orwell. Todo nos transportará a 1984. Winston Smith, la policía del pensamiento neo lenguaje, son conceptos  secundarios y referenciales únicamente. Dejando ver la superioridad de una película sobre el libro.  



martes, agosto 11, 2015

!Pelibro! Apocalipsis

 !PELIBRO! Apocaplipsis

Luis de reyes
@Unpoemaundia

La película de los años setentas; la mejor, para muchos del director Francis Ford Coppola es "Apocalipsis Now" y está basada en un libro de Joseph Conrad quien  fuera un novelista polaco nacionalizado británico,  y con el corazón, eternamente, en el mar; el libro es "El corazón de las tinieblas". 
El escritor fue un activo explorador de los mares y tenía un innegable don que lograba retratar la naturaleza oscura del hombre. Su vida estuvo llena de altibajos, como cualquiera otra vida, pero que fueron, quizás para él, la manera de comprender de primera mano lo más profundo de la naturaleza humana; hasta de la misma suya, pues quizás siempre intento resolver su propio caso de intento de suicidio desenmarañando aquellas descripciones transparentes de la aversión externa e interna en casos de extremos emocionales.Pero esto es mera suposición mía.

La novela tiene un idioma de alta mar. Totalmente creíble y claro, puede ser debido a que el autor vivió de primera mano aquellas atrocidades que relata. En el caso de la película grabada en 1979 el escenario es igual de trágico. Un escenario es el Congo y el otro Vietnam. Uno está en guerra y el otro. aparentemente, no. Buscan riquezas, buscan marfil. Las poblaciones, por otra parte, sufren una invasión en sus tierras, eso sí es seguro. Los ingleses no reparan en el trato inhumano que reparten a la población africana a quienes tratan como esclavos y explotan. Y estados unidos es "estados unidos". Nunca repara en reventarse a quien se le ponga enfrente, en este caso el  enemigo era el socialismo.

El dialogo en el libro es ,algo así, como una doble narración. La historia es contada por un anónimo quien describe la anécdota que le cuenta el mismo Marlow, personaje principal en los dos casos. Esta forma de narrar es casi lograda al cien por ciento, de no ser por las últimas páginas donde se pierde la trama. En el caso de la película, la voz en off se vuelve sublime y es un joven Martin Sheen quien nos logra envolver a lo largo del largometraje. La voz en off quizá fue inspirada en la narración de Conrad, pero en ningún momento sobra en la película y en el libro sí.

Las diferencias entre el charles Marlow de la película y el del libro son muy marcadas, pues el soldado es reflejo de una sociedad indiferente y destructora y el marinero es un observador con aspiración al cambio; con mayor esperanza. Por otra parte, Kurts es en la historia aquella imagen enigmática que nos hace pensar, en el libro, en una personalidad muy compleja, mientras se recorren las tinieblas del río al igual que en el filme. Marlon Brando se queda corto, su personaje se queda corto. Cuando en la película se dilucida este jefe militar, la locura es muy tenue y poco volátil. En el libro, el negrero de marfil si choca, completamente, entre dos mundos: la locura y la razón. 


Por ultimo quiero hacer hincapié en lo mucho que se disfruta leer el libro y que aunque la película logra darme una hermosa fotografía, una buena adaptación; no nutre el desarrollo de la locura de un personaje de relevancia como lo es Kurtz, y se deja de saborear ese paseo de  infra mundo a la selva, al salvajismo, al interior… al corazón de las tinieblas.