martes, noviembre 17, 2015

Pelibro: Las raíces de los dioses.

Pelibro: Las raíces de los dioses.
Luis de reyes 
@Unpoemaundia


Alguna vez fue tendencia el interés por los pueblos indígenas de nuestro territorio mexicano. Los intelectuales, académicos e investigadores voltearon su mirada y sus esfuerzos a comunidades olvidadas e hicieron que muchas personas también tomaran conciencia de éstas. El dedicar, por ejemplo, una mirada científica social a ciertos entornos de dudosa civilización para algunos, es entonces una manera realista y noble de retratar una sociedad desde sus raíces. Pues en todo caso ¿De qué habla una civilización incapaz de reconocer la naturaleza de su pasado, lejos de las figurillas que nos venden afuera de los museos, las cuales regateamos sin miramientos?

Francisco Rojas Gonzales formó parte de un grupo activo y conocido de referentes nacionales quienes dejaran aportaciones culturales y sociales, que hasta ahorita muchos logran reconocer  por sus obras, debido que formaron parte de lecturas de rigor en algunas escuelas en los años ochenta  y principios de los noventas (y se rumora que aun anda rondando por algunas escuelas), cuando todavía había un interés  realista, de fomentar la lectura. Este etnólogo originario de Guadalajara llevó a la conciencia de muchos mexicanos de la época  (y que poco a poco son menos los enterados)  los usos y costumbres de los pueblos indígenas de una manera que combinaba la seriedad de la ciencia social y la versatilidad de la herramienta literaria para enviar un mensaje, el cual retrataba no solo las numerosas decadencias sino también las riquezas tangibles e intangibles de un extracto social sometido a múltiples pruebas de sobrevivencia impuestas por su acechador número uno: México. Y lo hizo con maestría. Si alguien quisiera tener como referencia el estilo de trabajo pulido de la observación étnica para pasarla al papel, a manera de cuento o novela, podría limitarse a este maestro, quien fuera escritor y guionista.   

Raíces es una película basada en el cuento, del etnólogo antes mencionado, y la cual no es digna de mencionar sólo por su ingeniosa adaptación al cine, pues también cuenta con un  detrás de cámaras que envuelve el hecho de ser competitiva ante los monopolios de medios de comunicación mexicanos, logrando dar batalla pese a su bajo presupuesto, y la participación actoral de miembros de colectividades autóctonas retratadas en las historias, dándole así un valor agregado. Los cuatro cuentos tomados para el filme resumen la idea general de “El Diosero”, pero la lectura alcanza sensibilidades que puedes saborear en situaciones únicas expresadas en la narración. La producción de Benito Alazraki queda cual recomendación a discreción, pues su inminente propensión al drama telenovelesco limita la explosión objetiva y artística que se pudo haber alcanzado en esta obra. Por otra parte queda como invitación para el cuento, que si alcanza un estatus de destreza para la posteridad.    

Les dejo las ligas del filme y el cuento.

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